Que hacer cuando dejas de fumar

Fumar, ya sabes, es malo. Pero, ¿Que hacer cuando dejas de fumar? ¿Que le sucede al cuerpo después de que apagas tu último cigarrillo y eliges no encender más?

Bueno, la exposición reducida a nicotina y los químicos tóxicos del tabaco provocan cambios en casi todas las partes del cuerpo, desde una mejor audición hasta una mayor fertilidad.

LOS EFECTOS A CORTO PLAZO DE DEJAR DE FUMAR CIGARRILLOS

La nicotina, la sustancia química adictiva del tabaco, puede llegar al cerebro diez segundos después de una calada. Se une a los receptores en el cerebro llamados receptores nicotínicos de acetilcolinaque son numerosos y estimulan la liberación de la hormona dopamina, la del ‘bienestar’.

La exposición prolongada a la nicotina aumenta la cantidad de receptores de acetilcolina en el cerebro y requiere una cantidad cada vez mayor de nicotina para lograr la misma liberación de dopamina razón por la cual la nicotina es adictiva.

Después de unas horas, la nicotina se descompone, dejando vacíos los receptores de acetilcolina y provocando que la dopamina se descomponga. Esa caída de dopamina hace que nuestro cerebro requiera más nicotina. Abstenerse del tabaco por períodos más largos hará que la dopamina baje a niveles muy bajos depresión, irritabilidad Y ansiedad.

Muchas personas reportan dificultad para concentrarse y una leve pérdida de memoria después de dejar de fumar. Esto se debe a que la nicotina puede estimular la liberación de neurotransmisores en el hipocampo, la región del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria. Esta señalización reducida en las primeras semanas de dejar de fumar puede hacer que las personas se sientan mareadas y perezosas.

Estos síntomas de abstinencia, junto con el aumento del apetito y el insomnio, alcanzan su punto máximo el tercer día y pueden durar hasta cuatro semanas.

La buena noticia es que una vez que cruzas este umbral, los cambios corporales que ocurren solo te harán sentir bien.

Foto de Martín Budenbender desde pixabay

SENTIDOS AMPLIFICADOS

Prueba en animales de laboratorio encontró que las sustancias en el humo del cigarrillo pueden dañar la cóclea, el hueso en forma de espiral en el oído interno que juega un papel clave en la percepción auditiva. Fumar puede dañar la audición de otras formas, por ejemplo, alterando la señalización del nervio auditivo o dañando los pequeños vellos que se encuentran dentro del oído.

Una estudio de más de 50.000 japoneses durante un período de ocho años encontró que el 60% de los fumadores desarrollan pérdida auditiva de alta frecuencia, con un mayor riesgo por cada cigarrillo adicional fumado por día. Afortunadamente, el riesgo de pérdida auditiva disminuyó dentro de los cinco años posteriores a dejar de fumar.

Aunque la investigación sobre si fumar reduce nuestra capacidad para saborear y oler ha producido resultados mixtos, los experimentos en ratones han encontrado efectos nocivos en el sistema olfativo. La exposición de los roedores al humo del cigarrillo mata las pequeñas células nerviosas que recubren la boca y la nariz, pero estas células conservan la capacidad de regenerarse una vez que se rompe el hábito.

Fumar también se ha asociado con la degeneración macular relacionada con la edad, la causa más común de ceguera entre la población de edad avanzada. El riesgo de padecer la enfermedad es de tres a cuatro veces mayor en fumadores que en no fumadores, volviendo a la normalidad una vez que dejan de fumar.

RESPIRACIÓN MEJORADA

El cambio más significativo que ocurre cuando dejas de fumar está en los pulmones. Los cilios, las diminutas proyecciones similares a cabellos que recubren la tráquea, vuelven a crecer después de ser paralizados y destruidos por las toxinas del humo del cigarrillo.

Los cilios sanos se mueven de un lado a otro para barrer la mucosidad hacia el estómago, destruyendo los microbios atrapados en los jugos estomacales ácidos. Las pestañas defectuosas hacen que se acumule mucosidad en las vías respiratorias, lo que provoca tos.

Los microbios patógenos en la mucosidad se replican sin control, lo que aumenta el riesgo de infección respiratoria, que comienza a disminuir tan pronto como un mes después de dejar de fumar.

Aquellos que dejan de fumar pueden notar que pueden entrenar más tiempo sin quedarse sin aliento, con una mejora del 10 % en la capacidad pulmonar en solo nueve meses. Se reduce la inflamación de los bronquios, que conectan la tráquea con los pulmones, y se fortalecen las paredes de los alvéolos, los diminutos sacos de aire que forman los pulmones.

VIDA SEXUAL MEJORADA

Los hombres que han dejado de fumar pueden encontrar que tienen erecciones más fácilmente debido a la mejora de la circulación. Los químicos en el humo del cigarrillo reducen la motilidad de los espermatozoides y el conteo de espermatozoides, lo que se revierte una vez que la persona deja de fumar. Las mujeres que no fuman tienen un deseo sexual mejorado y pueden llegar al orgasmo más fácilmente.

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