Cuál es tu edad interna
Sí, en tu carné de identidad pone el año en que naciste, pero una cosa es tu edad real y otra bien distinta la que íntimamente percibes en ti: la que los expertos llaman la “edad subjetiva”. ¡De esa sí que eres responsable!
Qué sorpresa la primera vez que un dependiente te llamó “señor” o “señora”, ¿verdad? Seguramente miraste hacia atrás para ver a quién se dirigía… También es probable que en cada cumpleaños te digas: “¡Es increíble, pero si me parece que aún tengo 15 años!”. Tranquilo, no te ocurre a ti solo. La sensación de no tener la edad que dice nuestra partida de nacimiento es un sentimiento ampliamente extendido en nuestra sociedad.
Numerosos estudios y encuestas vienen a confirmar el desfase que existe entre la edad biológica y la edad psicológica; es decir, la que íntimamente percibimos de nosotros mismos. Eso es lo que los expertos han denominado la “edad subjetiva”.
Jóvenes mayores, mayores jóvenes
Según diferentes estudios, muchos de los que hemos atravesado la barrera de los 35 años solemos vernos a nosotros mismos, curiosamente, con cinco o seis años menos respecto a nuestra edad de nacimiento. Para colmo, esa sensación personal va aumentando y… ¡cuando traspasamos la barrera de los 60 años podemos sentirnos con 20 años menos!
Por el contrario, a los más jóvenes (púberes, adolescentes y menores de 20 años) les sucede todo lo contrario: tienen tendencia a sentirse mayores de lo que en realidad son, entre dos y cuatro años más… Los dos fenómenos vienen a confirmar la existencia de la llamada edad subjetiva.
Otras investigaciones han llamado la atención sobre el desajuste generacional que vivimos en nuestros días. Por un lado están los “adultos adolescentes”, mayores de edad que, infantilizados, viven una prolongación interminable de la adolescencia. Y, por otro, los “niños precoces”, que quieren crecer a toda prisa para parecerse a los adultos que les rodean.
Esta mutación entre generaciones confirma el impacto creciente de valores como el optimismo y el hedonismo en el comportamiento y las vivencias de cada uno de nosotros. Así, tenemos el ejemplo de los llamados “maduros energéticos”, esas personas de 50 a 65 años que aún tienen ambiciones familiares o artísticas y, por supuesto, el deseo permanente de realizarlas.
Valores que comparten con aquellos adolescentes que poseen la suficiente madurez para emprender y llevar a cabo proyectos importantes.
Inventa tu forma de madurar
Muchos psicólogos, psiquiatras y geriatras constatan, hoy día, otra importante realidad: a partir de los 40 años, cada uno se inventa su propia manera de madurar. El director de cine Woody Allen lo dijo en un tono más jocoso: “A partir de los 40, cada uno tiene la cara que se merece”.
Lo que sí es evidente es que quienes cuidan su cuerpo y su mente están y se sienten mejor que quienes llevan un estilo de vida desordenado, monótono o abandonado. Por eso podemos observar grandes diferencias entre personas de la misma edad, en razón del desfase que haya entre su edad biológica, su biografía, su historia, sus intereses y sus afectos. Al final conviene tener claro que lo importante no es parecer más jóvenes, sino sentirse jóvenes.
Un sentimiento que se acrecienta en ciertas etapas de la vida, como por ejemplo en los primeros dos años que siguen la jubilación, que suelen estar cargados -si nos hemos preparado para ello- de proyectos nuevos. Por el contrario, la entrada en la vida laboral, con las responsabilidades que conlleva, puede que nos haga sentirnos un poco más viejos. La edad subjetiva revela la actitud vital de cada uno y su idea de las diferentes etapas que le quedan aún por vivir.
Los psicólogos saben bien que los años mentales de una persona tienen mucho que ver con su estado de maduración afectiva, y que ésta determina -más que la edad biológica- sus elecciones y comportamientos cotidianos. Como nos enseña el análisis transaccional, que distingue en el interior de la personalidad diferentes egos, podemos ser niños sabios o viejos temerosos. Todo depende de los conflictos interiores no resueltos que nos habiten.
El general Mac Arthur no se equivocaba cuando afirmó: “La juventud no es una edad de la vida, sino un estado del espíritu”. ¿Cómo eres de joven por dentro? ¿Qué edad te parece que tienes? ¿Cómo te sientes? ¿Estás en plena juventud o eres un anciano precoz? ¿Cuál es tu edad verdadera? Si quieres saberla, responde a las preguntas de nuestro test. Descubrirás más de una cosa interesante…
Test Sobre tu edad Interna
Hay personas mayores que se sienten jóvenes dentro de sí mismas a cualquier edad, y otras que, pese a su juventud, parecen haber vivido lustros. Comprueba cuál es tu edad interior.
1. Tu jefe te hace reproches merecidos a medias…
[a] Le explicas tu error y le señalas el otro lado bueno de lo que has hecho.
[b] Le escuchas sin levantar la cabeza, esperando que acabe la regañina.
[c] Le dejas creer que tiene toda la razón.
[d] Le presentas inmediatamente tu dimisión.
2. Los demás envidian con mucha frecuencia tu…
[a] Capacidad de réplica.
[b] Paciencia.
[c] Determinación.
[d] Espontaneidad.
3. Para cenar con los amigos eliges un restaurante porque…
[a] Tocan música independiente.
[b] Cerca hay un piano bar para ir después.
[c] Hacen concursos divertidos o hay karaoke.
[d] Se puede bailar a ritmo de salsa o boleros.
4. Tus padres te dicen que te van a dar una gran noticia…
[a] Te muestras muy impaciente y sorprendido.
[b] Desconfías de que lo que te vayan a decir sea una novedad.
[c] Les haces mil y una preguntas al respecto.
[d] Les dices que se les ha puesto cara de picaros.
5. Tu pareja acaba de hacerte un reproche…
[a] Le pides que te explique lo que tiene contra ti.
[b] Sales de la habitación indignado.
[c] Le enumeras, uno a uno, sus propios defectos.
[d] Le dices que hace una montaña de un grano de arena.
6. A menudo, utilizas frases como…
[a] “Intento decirte que…”
[b] “Me encanta…”.
[c] “Comprendo…”.
[d] “Veo que…”.
7. En tus relaciones sexuales eres muy sensible a…
[a] Las palabras tiernas.
[b] Las situaciones insólitas.
[c] Los mimos y las caricias.
[d] La complicidad.
8. Tu hermano te deja a su hijo para que le cuides…
[a] Juegas con él mientras esperas que llegue la hora de acostarle.
[b] Empiezas contándole un cuento y acabas con una canción.
[c] Ves con él una película de dibujos animados.
[d] Le enseñas picardías porque te encanta ver la cara que pone.
9. Un amigo te propone un encuentro con una persona a la que admiras…
[a] Piensas en una o dos cuestiones que quieres preguntarle.
[b] Te pellizcas para estar seguro de que no es un sueño.
[c] Llamas a algunos amigos para que te acompañen.
[d] No estás seguro de no encontrarte desplazado.
10. Uno de tus amigos acaba de ser abandonado por su cónyuge…
[a] Le dices que no se abandone.
[b] Le aconsejas que deje pasar el tiempo para arreglar las cosas.
[c] Le pides que te explique qué es lo que ha pasado.
[d] Tratas de animarle a algo que le distraiga un poco.
Resultados del Test
Suma los puntos obtenidos en cada símbolo. El de la mayoría te indica tu edad interior y tu perfil psicológico.
Máximo de A: La edad de la inocencia, de 6 a 10 años
Tienes una gran carga de espontaneidad, pues pasas de la risa al llanto en unos segundos y necesitas vivir intensamente las emociones. Buscando que tu vida sea un universo de creatividad y juego, huyes de las contrariedades de los adultos. Cuidado: corres el riesgo de mariposear sin jamás dar una consistencia real a tus deseos. Cambia los caprichos por objetivos.
Máximo de B: La edad de la revolución, de 16 a 18 años
Tu alma de adolescente está aún en plena efervescencia. Te gusta estar rodeado de gente, adoras marcar tu territorio, provocar y comprobar tus propios límites. Todas estas actitudes te permiten definir tu identidad. Pero ¡cuidado con los excesos! Esta máxima libertad puede conducirte a la independencia, pero también llevarte a la marginalidad y el aislamiento.
Máximo de C: La edad de la razón, de 35 a 40 años
Pilotas tu barco como un auténtico capitán. Das preferencia al razonamiento sobre las emociones y a la reflexión sobre los impulsos. Te gusta definir los objetivos y construir a tu alrededor un universo estable. Ten cuidado de no olvidarte de la ligereza de la vida y de los beneficios del cambio, pues podrías caer en la monotonía y el automatismo.
Máximo de D: La edad de la sabiduría, de 50 a 60 años
Enamorado de la espiritualidad, piensas que la única forma de encontrar es dejar de buscar en el exterior. En lugar de seguir las tendencias agitadas y superficiales de nuestra sociedad, prefieres establecer relaciones y vínculos profundos, llenos de complicidad y ternura. Ojo: si esta actitud la llevas al extremo puede encerrarte una burbuja progresivamente.